El libro no se desarrolla como una fría exposición de hechos, sino por medio de un relato vital, desplegado con habilidad y fuerza narrativa. El escritor echa mano de recursos como el diálogo, que nos deja frente a las voces de diversos personajes. Antes que asumir el punto de vista del politólogo o del analista económico y social, en las páginas introductorias comparte sus clases en la Escuela Kennedy de Harvard y traza un cuadro muy completo de la situación del Ecuador a las puertas del segundo mileno, es decir del país en profunda crisis que recibió al asumir el gobierno. Las negociaciones de paz y el proceso para decidir la dolarización se hallan narrados con la claridad y fuerza de quien tiene papel protagónico en tales hechos. Los entretelones de esos y otros acontecimientos, como las dramáticas páginas sobre el golpe de Estado que lo derrocó, echan luces novedosas sobre la historia reciente del país. La obra se complementa con memorias de ocho personalidades del equipo que estuvo junto a él en la dolarización. Es un libro esperado y necesario para aquilatar la realidad ecuatoriana contemporánea y la entereza política y humana de Jamil Mahuad.

“No es un libro de coyuntura. Es un libro de calado, es un libro profundo sobre la decisión económica histórica, de carácter político, que tomó el expresidente Mahuad. El libro se abre como una matrioshka, ese juego de muñecas rusas en donde la muñeca exterior más grande contiene una cantidad inesperada de muñecas más pequeñas: dentro de la memoria política, hay una historia del Ecuador contemporáneo, una lección de diplomacia. El autor, que es un experto en negociación, no escatima dar lecciones teóricas de negociación refrendadas en la práctica por la firma de la Paz definitiva con el Perú. Hay, incluso, reflexiones y lecciones sobre liderazgo y sobre toma de decisiones: dicta, al final, su decálogo para el Decisor-en-Jefe: 10 reglas personales útiles para cualquiera que tome decisiones pequeñas o grandes. Al final de esa muñeca hay sobre todo una reflexión sobre el arte de la política, sobre lo que ella debería de ser hoy en día y en el futuro.”

“Sólo los barberos aprenden en cabeza ajena”, decimos en Venezuela. Es difícil aprender de otros porque ese otro, después de haberlo vivido, lo tiene que sintetizar, lo tiene que codificar, lo tiene que entender, y lo tiene que traducir: y eso es lo que Jamil ha hecho por nosotros. Ha pasado 20 años pensando y repensando que es lo que hizo, que es lo que pasó, que es lo que pudo haber sido y en ese sentido uno puede aprender de Jamil porque la vida siempre es inédita y cuando uno se enfrenta a esas situaciones que no han pasado antes y que no tienen una solución, fácil o difícil, pero conocida . Entonces hay que pensar sobre una situación que uno no escogió. En el mundo académico, uno decide escribir sobre un tema que escogió; pero cuando uno es presidente, uno no escoge los temas: la realidad se le impone a uno." “He tenido la oportunidad de considerar a Jamil Mahuad mi amigo por los últimos 21 años y de verlo profundizar en la comprensión de ese momento y de todos los momentos. Por eso me parece este libro tan importante: porque le permite a cualquier persona que tiene que enfrentar problemas inéditos ubicar su mente de una forma tal que los pueda no solamente entender y procesar sino liderar y negociar, que creo que son dos elementos muy importantes de este libro.”

“Concuerdo con Fernando Henrique que nuestro Jamil es un gran escritor. Éste libro inmenso lo leímos rápido porque es casi una novela; me detuve en una parte que me pareció fundamental: el discurso de las siete armonías.”

“No por casualidad es profesor en Harvard donde yo lo vi: el tipo tiene capacidad de hablar y de escribir. Entonces es un libro que tiene experiencia política, capacidad de negociación, lo sabe escribir y logra el objetivo. ¡Qué envidia tengo yo de alguien que sea capaz de hacer como hace Jamil: contar de una manera sencilla algo que es muy complicado, muy complejo: no sólo lo que es manejar un país en circunstancias difíciles sino también ponerlo en forma atrayente.”

“Por supuesto que el lector puede discrepar con las decisiones tomadas, pero lo valioso del libro es que proporciona, de primera fuente, las condiciones que configuraban el problema y que lo rodeaban como un enmadejado complejo." “Los libros escritos por políticos están destinados a provocar pasiones, y este no será la excepción. Es saludable que sea así, ya que de lo que se trata es precisamente de fomentar, desde múltiples visiones, la lucha en el campo de la construcción del famoso relato. Las sociedades se enriquecen cuando a este oponen el anti-relato y las personas tienen opciones para escoger."

“Un intimidante libro de 1092 páginas. Sin embargo, su lectura no abruma gracias al buen uso del lenguaje y a la ya conocida destreza didáctica de Jamil Mahuad. Era una obra esperada, pues era preciso que el expresidente explicara de una manera amplia y detallada cuál es su versión de los acontecimientos que marcaron su presidencia… apenas 17 meses lapso en el que sin embargo se generaron situaciones y decisiones históricas. Personas que colaboraron con Mahuad completan el volumen con el aporte de anexos que aclaran algunas coyunturas." Es una crónica, narrada desde una posición privilegiada de nuestra historia reciente algo siempre necesario en un país con pésima memoria. Tiene también de testimonio autobiográfico humano. Habla el hombre que en primera persona tuvo que enfrentar un huracán cuyos coletazos aún nos llegan. Mahuad describe las emociones que sentía en esos momentos y las que dejaban traslucir sus colaboradores, así como los ambientes físicos y psicológicos que rodearon sus actuaciones. Y registra las conversaciones con personajes de relieve mundial, que le aportaron sus criterios sobre los temas considerados. Ojalá los ecuatorianos superen su alergia catastrófica a la lectura y se decidan a leer este volumen para hacerse una idea más fundada de hechos que marcaron la entrada del Ecuador en el siglo XXI.

“Estas memorias constituyen un ejemplo de valor humano y de gran fortaleza frente a la adversidad. Con tristeza contemplamos cómo se ha ensalzado en el país a gente indeseable y como se ha denigrado a quienes le han servido con valor y visión de estadistas”

“El libro no es solo una memoria del tiempo de gobierno de un presidente. La obra encierra lecciones en diplomacia, negociación, política y liderazgo, que fueron aplicables hace dos décadas, pero igual­mente lo son en la actual hora convulsa que vive América Latina." “Filósofo, catedrático y político, Ma­huad desarrolla en el libro aquella carac­terística que le permitió a lo largo de su vida ser un individuo especial y cercano a la gente por su don de comunicar. El li­bro está muy bien escrito, se deja leer a pesar de su gran tamaño. Tampoco es un libro hecho al apuro, se trata de un traba­jo de más de dos años en escritura y 20 años de reflexión." “Es una catarsis para los sentimientos profun­dos de frustración, do­lor e incertidumbre que se originaron en su paso por el gobier­no. Dolor porque las decisiones adoptadas como el congelamiento de los depósitos banca­rios lo convirtieron en uno de los más impo­pulares de los presidentes ecuatorianos; frustración porque fue derrocado y exi­liado y porque esas decisiones difíciles que tomó han oscurecido algunos de sus históricos logros, como la firma de la paz con el Perú y la dolarización. " “Si para Mahuad el libro puede enten­derse como una catarsis, para los demás es una oportunidad de leer sobre aspectos traumáticos de nuestra historia, contados por su protagonista de manera documen­tada y minuciosa.”

“Como es un libro que, al verlo, impone parecería que nos encontramos ante un libro inabordable; pues no: está escrito con un estilo ágil; en ocasiones, incluso parece una novela. Cuando nos está narrando momentos específicos históricos es imposible dejarlo; es como una de esas novelas de las que ya sabemos el final; pero queremos saber cómo se llegó a eso. Es fascinante leerlo y eso requiere un mérito y una competencia literaria (lo sabemos bien en la editorial Planeta) y esa competencia literaria de escritura, de lenguaje, la tiene y no la escatima el presidente Mahuad. Es un libro que se lee muy bien no sólo por el estilo de su autor sino también porque está editado e impreso con todo entusiasmo y cariño.”

“Quiero felicitarle a mi gran amigo, Jamil Mahuad, por su coraje, por su valentía, por su responsabilidad para presentar este libro, primero a América Latina y luego al Ecuador porque tanto lo necesitamos, y ojalá que cada uno de los ecuatorianos y muchos latinoamericanos recibieran un tomo igual a este y lo leyeran, especialmente los dirigentes políticos de nuestros países.”

“Jamil tiene, además, lo que me falta: la capacidad de hablar de una manera que seduce a las personas. Va de a poco y te lleva… Aquí el porte del libro es grande; pero el placer de leerlo es más grande que el porte del libro. He quedado muy feliz de ver cómo se escribe, como se describe. Yo conozco a Jamil; es una persona encantadora. El libro también es encantador.”

Cómo se gestó la dolarización, la audaz propuesta para salir de la profunda crisis de fines de siglo, contada por los protagonistas. Lectura imprescindible para entender al Ecuador de hoy”.

“En este recuento fascinante y profundamente personal de dos meganegociaciones que cambiaron la historia de su país, el expresidente Jamil Mahuad nos enseña valiosas lecciones sobre cómo conseguir el ‘sí, de acuerdo’ en situaciones que parecían imposibles de resolver. ¡Altamente recomendado!”.

“Dolarizar la economía fue una decisión difícil y audaz. Ecuador anduvo solo en este tránsito y la comunidad internacional no estuvo a la altura”.

“A costa de un enorme sacrificio personal, Jamil Mahuad aportó una de las soluciones más duraderas a la crónica inestabilidad económica del Ecuador”.

“ América Latina no aprende nunca. Por ejemplo en América Latina estamos totalmente divididos no sabemos actuar en conjunto; no aprendemos las lecciones y por eso al libro de Jamil lo leí como latinoamericano porque me dio un tremendo agrado leer todo lo que él expone para que la gente sepa que no debemos cometer los mismos errores porque muchas veces no conocemos nuestra historia.” “¿Cómo se comportaron los organismos internacionales y los países desarrollados con el Ecuador? Estábamos en la crisis asiática [en 1999] y muy distinta hubiese sido la situación del Ecuador si se hubiese actuado en esos organismos con el mismo criterio de ayudar y ayudar y cooperar con Ecuador como se ayudó a otros países asiáticos. No fue escuchado Jamil Mahuad cuando hablaba con el Fondo Monetario, con el Banco Mundial y otros que ayudaron con mucho mayor cariño a los países asiáticos y no a los países latinoamericanos.”

“Concluye que fue un chivo expiato­rio y por “eso no he podido volver a mi país… Heredé una bomba de tiempo ac­tivada para explotar… Hasta el más duro de mis opositores, Jaime Nebot, lo ha re­conocido de modo abierto. Él dice que no fue candidato a la Presidencia en 1998 porque Ecuador era una bomba gigante, con una mechita cortita que le iba a ex­plotar a quien ganara las elecciones. La bomba me explotó y me dejaron solo”.

El libro contiene también un poderoso alegato contra la justicia politizada que concluyó por convertir en delito de peculado una dura decisión de gobierno, la del congelamiento de los depósitos bancarios. El mismo Rafael Correa terminó por reconocer que no estaba convencido de que había hecho lo correcto con la reactivación del juicio a Mahuad.

“Jamil Mahuad estuvo perseguido por un presidente [Correa] durante más de 10 años. Y nunca le pudieron probar nada. Y ese señor, ¿qué hizo? Concentró todos los poderes del Estado y prácticamente se convirtió en dictador y quería quedarse de por vida gobernando. Y eso nos ha pasado en muchos países y nos sigue pasando. “Yo espero que todos los que lean este libro de Jamil que nos muestra su experiencia de vida y la experiencia de Ecuador, básicamente desde el 80 hasta el 2000, en que él se tuvo que ir y lo que vino después, su persecución, aprendamos de esa historia y podamos construir un futuro mejor.”

“La situación era como la crisis actual: era inédita, el presidente podía decir “esta es la primera pandemia en un siglo, nadie tiene experiencia vivida en cómo se manejan estas situaciones”: así era la crisis del Ecuador en ese momento. “Hay gente que promueve la dolarización como si fuese la vitamina C, que lo cura todo. El presidente Mahuad entendió muy claramente que dado el contexto del Ecuador, que dada la estructura del Ecuador, que dada la estructura de la deuda del Ecuador esta era una solución. Y lo impresionante es que anunció la medida y las tasas de interés que estaban bordeando el 300% por año en sucres inmediatamente cayeron al 15%. Y eso permitió, junto con grandes medidas para compatibilizar la dolarización con muchas otras cosas, gracias a un conjunto de leyes que están muy bien descritas en el libro, que se llamaron la Trole I y la Trole II (donde estuvieron asesorando Domingo Cavallo y Guillermo Mondino al grupo ecuatoriano para hacer todo el cambio legal necesario para que la dolarización funcionara). “El hecho de que la dolarización se haya mantenido por 21 años significa algo. Sólo para dar una idea: desde el día en que el Ecuador se dolarizó, Venezuela le ha añadido 12 ceros a su moneda; es decir que el Bolívar se depreció 1 millón de millones de veces. Ecuador tenía aún más razones para caer en esa dinámica porque tenía una importante deuda interna y había caído en un círculo vicioso en donde las tasas de interés eran altas porque la gente esperaba una devaluación, las tasas altas dejaban un déficit fiscal muy grande que hacía que el gobierno tuviese que emitir muchos sucres lo que a su vez hacía que la inflación ocurriera. Cayó en ese círculo vicioso “La verdad es que la situación se revirtió muy rápidamente después de la dolarización. Y por eso en el Ecuador hay una base de apoyo que dice “en el Ecuador hay muchos problemas; pero este problema está resuelto. dejémoslo ahí porque está funcionando” y es uno de los pilares de la estabilidad del país.”

“Por eso necesitábamos una explicación del principal actor de estos dramas y eso es este libro. Soy un aficionado a la historia, aunque en el caso del problema territorial tengo algún conocimiento, soy lego economía, pero entiendo a los entendidos; y sé casi nada de finanzas, para oír del tema apenas si dispongo de otra herramienta que el sentido común. Con esta aclaración puedo decir que los argumentos del expresidente me resultan bastante convincentes, la información es suficiente y el razonamiento certero.”

Desde la introducción, construida a manera de diálogos socráticos con sus estudiantes, va revisando las opciones que tenía su gobierno y evalúa las decisiones tomadas. Queda claro el estrecho margen de acción en el que estuvo obligado a moverse y la dificultad para ampliarlo debido principalmente a la actitud no colaborativa de los otros actores políticos. Pero, queda claro también que esa actitud puede ser modificada en otros temas y cuando se utilizan otros recursos, como lo demuestra su análisis largo y profundo del proceso de paz con el Perú. Con su actuación –y la de su canciller Ayala Lasso–, en ese campo encuentra un antídoto para lo que denomina “la envenenada herencia”. La defensa de la congelación de depósitos y del feriado bancario (que son analizadas desde la visión política, pero también académica de manera pormenorizada), podrán tomarse como una defensa obvia y esperable viniendo de quien fue el responsable. Pero, más allá de esa defensa interesa la consideración de las circunstancias en que se tomaron esas medidas, las opciones alternativas a las que podía acudir y las acciones complementarias que se aplicaron.

Mahuad desbarata la tesis de que su decisión de dolarizar fue una respuesta impulsiva ante la crisis… Que la decisión fue resultado de un exhaustivo estudio con expertos nacionales e internacionales. La opinión pública, la gente en general y el Congreso reclamaban al Gobierno, pero se negaban a armar el hombro para atender la crisis. Los unos, por no entender lo que pasaba y las acciones que debían tomarse; otros, por eludir responsabilidades… Y los que eludieron su responsabilidad estuvieron en primera línea para culparlo de todo. La opinión pública lo condena por el feriado bancario, pero Mahuad se propuso describir cómo tuvo que enfrentar la crisis con las manos atadas. Se le tenga simpatía o aversión por considerarlo culpable de la crisis, hay que leerlo para tener una opinión más informada. Y además está toda la historia de la dolarización.

“Yo tuve la fortuna de haber visto la crisis que tuvo que manejar el presidente Jamil. Era economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo. Vino la crisis asiática que llevó al colapso del precio del petróleo, que llevó al colapso financiero de Rusia, que generó un fenómeno de contagio financiero, que generó un fenómeno de desestabilización que América Latina había visto en muy pocas ocasiones anteriores, que al Ecuador le tocó en el mismo momento en que el precio del petróleo estaba bajo. En ese contexto, tuve que acompañar al presidente Mahuad y ver cómo los organismos internacionales decidieron no ayudar al Ecuador como yo pensé que debían hacerlo. Por eso me le puse a la orden, y negocié con el presidente del BID que me dejara ir al Ecuador para trabajar una solución. A mí me impactó mucho ver un presidente que entendía profundamente la gravedad de la situación que había heredado; que sentía muy personalmente las dificultades que estaban pasando los ecuatorianos, y que sabía que solamente tenía decisiones difíciles frente a él; que no había ninguna varita mágica que pudiese tocar que iba a arreglar las cosas por sí sola, y se metió; se subió las mangas y se metió a trabajar día tras día tras día hasta poder conformar el decreto básico que llevó al anuncio de la dolarización. Me pasé una semana en el Palacio de Carondelet. Estaba muy convulsionada la sociedad; pero nosotros estábamos encerrados trabajando, yo diría 16 horas al día, analizando punto por punto. A mí me impresionaba, en primer lugar, la calma del presidente, la paciencia para escuchar a la gente y la profundidad con la que sopesaba las cosas a la hora de decir: “mira: vamos a hacerlo así o vamos a hacerlo asado”, después de haber escuchado a todo el mundo en el cuarto.

Yo celebro este libro. Si no hubiera sido por todos los presidentes que se jugaron por esta paz, los presidentes (porque había mucha burocracia interna que buscaba otros caminos); pero aquí los presidentes personalmente se la jugaron: yo vi el convencimiento de Jamil y de Fujimori, del Presidente Menem, del presidente Cardoso: todos queríamos que la paz se lograra porque eran beneficios de la región. Quiero apoyar la dolarización (no soy un experto económico, soy ingeniero civil, político): la dolarización fue bien hecha, bien asesorada, fue hecha con todos los aspectos sociales, técnicos y políticos que son necesarios y por eso se ha mantenido por 20 años.

Mira, tomar decisiones cuando tú no decidiste el área de especialidad sino que te la impuso la realidad requiere de una capacidad muy general pero muy única: es una capacidad que se destila en cada una de las páginas de este libro y creo que la gente va a poder capturar eso. Capturar, entender y, sobre todo, como decía el presidente Frei, que los ecuatorianos entiendan bien el esfuerzo que el presidente Mahuad tomó en tratar de resolver los problemas del país, y dos problemas gigantescos [la Paz con el Perú y la inestabilidad económica], que yo no pensé que tendrían solución, logró resolverlos de manera exitosa y duradera. Yo creo que a esto hay que hacerle una estatua.

Yo fui presidente exactamente 30 años después de mi padre. Algunos de mis ministros y colaboradores me preguntaban “¿ y por qué tomó esta decisión?” Porque así se hace; porque así lo aprendí en mi hogar cuando vi a mi padre ser presidente y tomar decisiones y eso me ha marcado para toda la vida. No hay universidad, no hay dónde estudiar para ser presidente: coraje, decisión, no sentirse dueño de la verdad, no creerse dueño del país: uno es presidente una parte de la historia; pero tiene una historia hacia atrás que no puede olvidar, ni puede rechazar, ni puede esconder y, sobre todo, construir un futuro porque los gobiernos se eligen para construir futuro. ¿Cuál es el país que usted recibió y cuál es el país que usted dejó? Y ese es el balance que uno tiene que sacar. “

“Lo más importante es tener coraje para tomar decisiones. Porque al fin y al cabo es el presidente quien asume la decisión. Si no hay un apoyo de quien tiene el voto popular, las cosas no marchan. Y hay que tener coraje para tomar decisiones. Siempre una decisión implica algo nuevo; es arriesgado. De pronto puede ser una cosa u otra porque no hay certidumbre nunca y hay que tener una creencia interior. Es lo que se ve con Mahuad. Tuvo el coraje, tanto en la Paz como en la dolarización del Ecuador; tomó decisiones y eso es personal. Hay que tener liderazgo; liderazgo es esto: la capacidad de decidir en momentos difíciles. Yo sé lo que le ha costado a Mahuad hacer lo que hizo por su país y ahora veo que funcionó y eso es lo que más nos deja alegres y contentos. En el caso del Ecuador, nosotros debemos mucho a Jamil Mahuad. Eso fue lo que hizo Jamil. Por eso estamos aquí todos para homenajearlo.”